recuerdo tus manos magras
servirme primorosamente
el desayuno...
cuando por las mañanas
te visitaba.

entre mis brazos
hacia estrellas lejanas...
asombrados mis ojos
te vieron partir.
Ya pasó un año
de aquella tarde húmeda,
con lágrimas de cielo
que acompañaron las mías.
Te extraño madre,
sé que ya no podré verte...
Siento la ausencia
en cada rincón,
y no puedo dejar de escapar
una lágrima
con tu nombre y la ternura
que siempre dejaste en mi.