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domingo, 9 de octubre de 2011

DOLORES DEL ALMA

Va castigando la tarde con dejos de añil, como le duelen los atardeceres a José... mira a lo lejos y sus ojos se pierden como ecos de sombras buscando su otra parte perdida que hasta ayer estaba ahí, tan cerca suyo que todavía ha quedado el reflejo en el vidrio de la ventana, y el viento fresco se empeña en borrarlo.
Aún llueven lágrimas y la angustia golpea fuerte tan dentro suyo que no llegan a ser recuerdos lo vivido. Va para un año, solo queda la nada misma, sin embargo él aún la siente, escucha sus pasos, el ruido del picaporte abriendo la puerta para recibirlo cuando llega.
Todos los lunes le lleva flores, quiere que el sol vuelva a brillar, no acepta ésta oscuridad. Tal vez el tiempo vaya apartando las sombras y solo queden buenos recuerdos, y sus ojos cansados y tristes sean nada más que pasado.
Los pensamientos se vuelvan más terrenales como cuando estaba ella, y la alegría brotaba como el agua de una fuente inundando con ése perfume especial que tanto le gustaba, único, irreemplazable, inolvidable, que siempre vivirá en José.

2 comentarios:

  1. Es difícil emitir una opinión del relato... Es horrible una pérdida... Hasta que la persona se acostumbra a vivir "con el bolsillo roto" que va "perdiendo monedas" por el camino... Luego viene lo lindo de haber tenido a esa/s persona/s cerca nuestro...
    Es permitirse respirar...
    Encuanto al relato en sí, muy bueno. Abrazo

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  2. Hilda, es difícil estar en el lugar de José cada uno sabe hasta donde llega ése dolor prendido en lo más profundo del alma.
    Gracias por tu comentario y leerme siempre.

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