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jueves, 19 de mayo de 2011

EL ROBLE

Un día hace mucho tiempo, un hombre se apoyaba contra un roble albar en un viejo parque, y escuchó lo que el árbol pensaba.
Eran sonidos curiosos... pero los árboles piensan, y algunas personas pueden comprender lo que éstos piensan.
Este viejo roble, y era muy viejo, decía para sí; "Como envidio a los animales del prado que pueden andar por todo el campo, y aquí estoy yo; todo alrededor de mi es tan hermoso y maravilloso, los rayos del sol y las brisas y la lluvia y sin embargo estoy enraizado en este lugar".
Años más adelante el hombre descubrió que en las flores del roble albar había un gran poder, el poder de curar a mucha gente enferma, y de este modo recolectó las flores del roble y las convirtió en medicina y muchisimas personas fueron curadas y volvieron a sentirse bien.
Algún tiempo después de esto, en una calurosa tarde de verano, un hombre estaba reclinado al borde de un campo de trigo, muy próximo al sueño, y escuchó al árbol pensar, pudo oír el pensamiento del roble. El árbol hablaba consigo mismo muy sosegadamente decía: "Ya no envidio a los animales que andan por los prados, ahora puedo ir a los cuatro puntos cardinales del mundo a curar enfermos", el hombre miró hacia arriba y descubrió que era un roble albar el que estaba hablando.


Fuente: obras del Dr. E. Bach

6 comentarios:

  1. Siempre oímos decir que los robles son "duros", viejos... pero...
    si lo abrazás, si sentís su corteza, escucharás una guitarra y, si lo deshojás verás los reclamos de su alma que llora en silencio... Esto lo leí alguna vez en un poema...
    Eso es lo que escucha el hombre... como lo manifestaste, el reclamo del roble por estar "amarrado" a la tierra... Precioso!!!!!

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  2. Hay un roble enorme en el club, debajo de su sombra un grupo de amigos de toda la vida armó una gran mesa redonda. En torno a esa mesa se reunen todos los sábados, charlan y discuten de rugby, de los partidos y de todo lo que pasaron durante la semana. Parece que esa frondosa copa, esas largas ramas que simulan brazos, los invitara. Nunca le había prestado atención, pero dicen que las charlas debajo del roble, son las más sabrosas de la semana, un convite al que nadie falta.
    Hermoso relato Roberto.
    Un fuerte abrazo.

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  3. Siempre me imagino que ése ser que permanece
    "anclado" a la tierra, no merece pertenecer al
    reino vegetal, los árboles son caminantes que
    solamente se han detenido para dar sombra al
    viajero o una casa a los pájaros, mientras esperan
    seguir su derrotero.

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  4. Marce, en mi barrio hay muchos robles en las
    veredas y plazas, es muy hermoso ver sus hojas
    rojizas en otoño, tienen algo especial, para
    mi es el refugio de Duendes que en algunas noches
    claras se dejan ver.
    Un abrazo.

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  5. Me gustó. Gracias por compartirlo. Saludos.

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  6. No hay de qué Larabi, me alegra tu visita y te
    estoy leyendo.

    Saludos

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