Una puerta al Arte y la Cultura sin acartonamientos
ni intereses políticos

martes, 26 de noviembre de 2013

AL SEÑOR OROZCO

La muerte rondó esta tarde
con lluvia de primavera,
callaron los pájaros
vestido de gris el cielo.
Adiós compañero
que llenaste de alegrías,
mis días inciertos
de soledad y de tiempo.
Ya no sufres...
vas a correr gatas por el cielo,
hacer piruetas en las nubes
y saltar por las estrellas.
Maldita enfermedad
me dejo sin tu ronroneo,
cuando me mirabas pintar
con tus ojos de miel y almendra.
Ya no tendrás noches de gato
ni correrás por el tejado,
más tu recuerdo acompañará
como si estuvieras a mi lado.

domingo, 10 de noviembre de 2013

MIRAR AZUL

Los tilos empezaban a mostrar sus flores,
las abejas zumbaban a su alrededor, Marta
apura el paso, no quiere llegar tarde a la oficina... entre su pelo ensortijado una abeja trata de posarse con una mano la espanta, en la esquina se detiene  en el kiosco a comprar el diario, ve llegar al ómnibus a la parada.
-Le abono al regreso don José... trata de alcanzar el micro que aún está cargando pasajeros. Hoy tuvo suerte logró sentarse, casi siempre viaja parada es la hora pico.
Al abrir la puerta sus ojos se detienen, se pierden en otra mirada, no siente el tiempo, es un mar azul que la atrapa, la envuelve, la hace tiritar sin frío.
-Marta!, viste un fantasma... escucha en el oído, es Lucía su compañera que la saca del ensueño.
-No, no solo pensaba.
-Sí, pensabas en el nuevo integrante... empieza hoy, se llama Andrés.
Marta con las mejillas rojas trata de recomponerse, da un saludo rápido y  va hacia su escritorio. 
Luchó todo el día  para no girar la cabeza y encontrarse con los ojos azules. No recordaba cuando fue la última vez que sintió el cosquilleo y mariposas en su estómago, cuando cumplió cincuenta años se había dicho.
-Bueno Marta, acostúmbrate tu tiempo pasó.
Al día siguiente no encontró al mar azul, esperó que alguien le dijera: No viene más, o no existió solo fue una broma de tus fantasías novelescas de tanto ver películas de amor.
Ésa tarde, al bajar por las escaleras estaba ahí... esperándola en los últimos peldaños, mirándole con la dulzura en los ojos azules, tan azules que de noche podían verse estrellas  titilar en ellos.
Solo un par de palabras, luego se fueron caminando sin darse cuenta del tiempo, la luna con dejos de plata bañaba los jardines, una música mágica los llevó por el mejor de los caminos... sintieron que ya no estaban solos.